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lunes, 23 de noviembre de 2009

Ex.

Como cualquier antigua novia que se merezca ese nombre, Berlín me recibe con una mezcla de sospecha y alegría. Contenta, pero sin dejar de pensar ¿Y qué querrá éste ahora de mí? Probablemente no le guste la soltura con la que intento moverme por sus calles. Las conozco más de lo que a ella le gustaría admitir. A mí -y también me cuesta reconocerlo- me duele un poco que ella siga encantadora como siempre. Esperaría que se fuera marchitando, que me recibiera con un Así estoy yo sin tí, pero está espléndida. Qué le vamos a hacer, ya me ha superado.

Paseo por sus calles como si viviera aquí, con tiempo en las manos y las manos en los bolsillos. Miro escaparates sin comprar nada. El barrio con más galerías de arte por metro lineal se ha convertido en el de más obras por metro cuadrado. No me esperaba menos de Berlín, la mejor ciudad del mundo para jugar al escondite:









domingo, 8 de noviembre de 2009

Ajena.

Las ciudades -nos guste o no- también nos habitan a nosotros. Se pasean por nosotros, nuestras esquinas y nuestras plazas. A veces haciéndonos sentir bien, otras dándonos escalofríos y en algunos casos, cogiéndonos cariño.

Jena debe de sospechar que la odio, y es cierto que motivos no le faltan. Se enfada y nos envuelve a los dos en una neblina que oculta sus vergüenzas. Luego se le pasa y me perdona. Se intenta poner coqueta, con dos o tres días de glorioso otoño de cielo azul y fuego en los árboles, aunque todo acaba quedando en buenas intenciones.

Con reflejos envidiables -me conoce bien-, cuando me voy a ir con otra a engañarla por dos o tres días, intenta que por lo menos me vaya con ganas de volver. Espero irme de aquí antes de que consiga convencerme del todo.

viernes, 27 de marzo de 2009

Lo que entra en un blog.

¿Por qué estás leyendo estas líneas ahora? Probablemente nos conozcamos y hayamos hablado del blog, incluso es muy probable que vivamos en la misma ciudad, vayamos a los mismos bares y nos veamos al menos una vez a la semana. ¿Eres un familiar que me sigue la pista de lejos? ¿Algún amigo común blogger me ha puesto en sus links? ¿He comentado en algún otro blog usando el perfil berlinajena y has llegado rebotando, sin saber nada de Berlín, de Jena todavía menos? Una cosa es segura: cuando me pongo a escribir, no lo puedo saber.

El blog no sirve para nada. No es un blog de viajes (estuve aquí, recomiendo el coqueto restaurante de la ciudad vieja, tal pueblecito merece una visita), tampoco es un blog de cine (no se la pierdan, exagerado DeNiro), de libros (me gustó más su primera novela, lo leí de un tirón) o de fotos (estando flickr y picasa). Por supuesto que ocasionalmente hay alguna que otra opinión sobre algo de todo lo anterior, pero en internet ya hay suficientes todólogos. Y para exhibir intimidades, informar de mis últimos movimientos y hacer otro millón de tonterías más o menos entretenidas ya están twitter, facebook, myspace o tuenti.

¿Qué va, entonces, en un blog? No tengo ni idea, supongo que lo único que vale la pena escribir son cosas que a uno mismo le gustaría leer. Para que de vez en cuando alguien -muy próximo o completamente desconocido, que viva en Jena o en Buenos Aires- dedique un minuto y medio de su tiempo a distraerse. Y, con suerte, quizá le apetezca volver a pasarse por aquí.

lunes, 15 de diciembre de 2008

Ja, wir können.

En un delicioso gesto de alemanidad, el Tribunal Constitucional Federal de Karlsruhe se ha tumbado una ley por anticonstitucional, así, directamente. El por qué toda esta historia exuda alemanidad -de la buena, o como mucho de la neutra- por todas partes es algo que intentaré explicar.

En primer lugar puede uno preguntarse por qué el Tribunal Constitucional Federal está en Karlsruhe (y no en Berlín o Bonn, por ejemplo). Respuesta: los tribunales federales alemanes, que juzgan para toda la República están repartidos por el todo el país: el de Asuntos Laborales está aquí en Erfurt, el de Administrativos en Leipzig, el correspondiente a Finanzas en Munich. Se trata de escenificar la descentralización del poder judicial -con el toque alemán: al pie de la letra. En España, mucha mala política regional se consigue como oposición a ese ente, central, etéreo e intangible llamado Madrid. Eso aquí pasa mucho menos. ¿Qué pasaría si los caciques regionales no pudieran asustar a la gente con el fantasma de Madrid?

Volviendo a los alemanes ¿de qué ley estamos hablando? Se trata en realiad de una reforma de la ley conocida como Pendlerpauschale, que en su nombre ya contiene la alemanísima e intraducible partícula pauschal, que es un gasto fijo que no depende de la cantidad de servicios prestados (los minutos de teléfono, litros de agua, meses de contrato etc*). Ésta ley, con más de 100 años de antiguedad en Alemania (o Prusia), establece un valor determinado a devolver de los impuestos por c/kilómetro recorrido entre domicilio y trabajo. Mientras algunos la encuadran dentro de la tradición social alemana (intenta ayudar a los que viven en zonas sin trabajo), otros la consideran antiecológica o peor aún, impulsora de las ciudades dormitorio. ¿Qué hacemos los demás? Sentarnos a ver a los alemanes haciendo lo que más les gusta: discutir no sobre un juego, sino sobre las normas que lo rigen (mi último ejemplo preferido, la Rechtschreibreform).

Dónde, en qué medida, en qué casos, con qué excepciones se aplica el qué, cuándo, a quién. Regeln, Regeln, Regeln. ¿Exactamente qué es lo que había de anticonstitucional en la reforma? Pues que la ley -con más de 100 años- retribuía todos los kilómetros, y la reforma que entró en vigor en enero de 2007- la que en realidad se han tumbado en Karlsruhe- sólo reconcía a partir del km 20. Osea, los que trabajan en el pueblo de al lado (media Alemania trabaja en el pueblo de al lado) se van con las manos vacías. Lo que nos trae todavía más aspectos alemanes(**) de la historia: la tendencia alemana a desglosar el coste de las cosas, dividirlas en tramos proporcionales a otras cosas, ajustarlas a determinados factores. Ejemplos:

a) los sueldos que se cobran en función de la edad, antiguedad, hijos o pareja y, muy importante, el convenio colectivo (Tarifvertrag) que se aplique. b) El porcentaje de gastos paga el inquilino cuando se renueva una casa en función de si se renueva la cocina, el baño o un dormitorio, y de los años que se han vivido en ella(***). c) Cuánto y cómo se contribuye a los gastos de una comunidad(Nebenkosten) de viviendas en función del area total de los radiadores de cada vivienda y de si se ha vivido en meses de invierno o de verano (corolario: qué meses específicamente, puesto que no es lo mismo un mes de calefacción en noviembre que en febrero). Último ejemplo y e), cuando después de una cena romántica en un restaurante, a la luz de la velas, llega la camarera y le pregunta a la parejita si pagan juntos o separados.

Ésto último vuelve a poner de relieve la alemanidad de la sentencia de Karslruhe: el Ich bin doch nicht blöd, exportado a España -ésto sí- traducido como Yo no soy tonto. Lo que se diría en Sevilla, vaya, "ser de la cofradía del puño cerrado". Al consumidor alemán no le toma el pelo nadie (para eso tienen la TÜV, el instituto DIN, la Stiftung Warentest o la dirección www.was-steht-auf-dem-ei.de****), y en cuestiones económicas muchísimo menos el propio Gobierno Alemán. Ellos pagan (pagamos) impuestos, y bastante altos, pero ni un céntimo más. El consumidor (o inquilino, o contribuyente) alemán está organizado, federado y enterado de todo Schnäppchen (chollo o ganga) para ahorrarse unos centimillos. La demanda ha sido interpuesta por -atención- un ingeniero y un panadero contra -atención- el ¡Gobierno Federal! contando, eso sí, con el apoyo de -atención- la federación alemana de contribuyentes.

A todo ésto, los de hacienda, están temblando a la espera de que Melchor, Gaspar y Baltasar les envíen una copia corregida de su declaración de impuestos del año 2007 pidiendo lo que les tienen que devolver. Feliz Navidad y perdón por el rollo.

*A veces coincide con tasas (por hacer un trámite administrativo, por ejemplo).
** ¿Cómo está la cosa en España?
*** Que todo el mundo se lea bien su contrato. Está ahí.
**** Vayan a la nevera y miren dentro del cartón de huevos. Está ahí.

ps. ponemos a cero el contador del chocolate. La presión social. Una cosa llevó a la otra y...

martes, 18 de noviembre de 2008

Singing in the Rhine.

Cuando llegué a Jena, parecía que la vida transcurría básicamente entre la Friedrich-Schiller-Universität y la Goethe Gallerie. Por eso, la primera vez que fui a Weimar me compré un CD con las cartas entre Schiller y Goethe leídas por dos actores. Un genuino rollo que nunca conseguí escuchar hasta el viernes pasado. Las tres horas de coche Jena-Mainz fueron en compañía de los dos genios contándose sus cosas. Además, los del CD tuvieron la idea de poner cada voz un altavoz distinto del estéro.

Fede, vente para Weimar. Schiller y Goethe se conocían personalmente, pero no eran exactamente fans el uno del otro. Sólo cuando Schiller le pide a Goethe que colabore en su revista (adulándole antes exageradamente) empiezan de verdad a intercambiarse ideas, consejos y deseos sinceros. Cinco años de cartas -325 km de carretera- dan para ética, estética, poética y demás rollos. Lo más divertido son -como siempre- los detalles: comentarios sobre la ineptitud de algunos actores, sobre cómo empapelar bien las paredes, inquietudes sobre la propia obra, quejas de salud, interés por los niños, la mujer, la casa.

Todo eso voy oyendo cuando yo mismo salgo de Jena, paso por Weimar (y veo la torre de Buchenwald siniestra aún desde lejos), sigo por Erfurt, paso por Eisenach y veo su Wartburg iluminado por la noche (patrimonio de la humanidad), cruzo justo después la "frontera interalemana", y pasando de puntillas por Frankfurt llego a Mainz (ciudad de Gutenberg), para subir al día siguiente por el Rín y llegar al risco Lorelei (patrimonio de la humanidad) y seguir al pueblo-postal Limburg. A la vuelta decido pasar por IKEA antes de volver a Jena, no vaya a ser que al llegar me dé por pensar que estoy en Alemania. Leute leute!


miércoles, 5 de noviembre de 2008

Yes we could.

Niebla. Días de niebla en Jena, niebla que se acaba metiendo hasta en el ánimo, qué se le va a hacer. Ni el compadreo que se trae la cajera de la Mensa -ya se te nota menos el desastre de corte de pelo de la semana pasada- consigue distraerme.

Humedad. Las calles mojadas aunque no llueva, humedad que se acaba metiendo en la ropa, en los huesos. Una visita al supermercado confirma que ha empezado definitivamente el semestre: a partir de las seis de la tarde, las estanterías ya están saquedas. Juraría haber visto a mi dentista rebuscando en los cestones de ofertas...será la crisis.

Y cómo no, el mundo entero como si se hubiera elegido al presidente...del mundo entero. Y yo con estos pelos. En fin.

miércoles, 29 de octubre de 2008

Revele aquí su rollo.

¡Qué bueno cuando a uno le aguantan sus rollos! Los mejores amigos son los que aguantan heroicamente todos nuestros rollos. Dentro de cada buen escuchador hay, en realidad, un rollista escondido esperando a que le den pie . Dentro de cada rollista hay un buen escuchador, esperando a que alguien le cuente algo interesante.

El resto es silencio. Algún tunero jenense ha tenido la delicadeza de ponerlo en una pegatina de su coche:
Blablabla. La lluvia sigue, las obras siguen. Dos días sin chocolate y subiendo.