lunes, 28 de abril de 2008

Fin de semana de excursión.

Las excursiones se crearon con un único fin: compilar la música variada para el viaje. Antes del iPod, el mp3 e incluso de los CDs, estaban las cintas. Mi hermana (varios años mayor que yo) tiene -no sé si todavía- una buena colección de cintas hechas por ella misma. La recuerdo incluso haciendo el cálculo del orden de las canciones para que ninguna se quedara a mitad al final de una cara. Hoy las memorias son casi ilimitadas. El espacio limitado del casette refina el gusto, qué entra y qué no entra. Ahora se descargan álbumes en unos minutos y se almacenan para escuchar cuando se tenga tiempo. Tampoco me parece mal, pero nada tiene tanto arte, tanto history in the making como ESA CINTA que nos quedó especialmente bien (¿quizá de 90 minutos?), variada pero con un claro espíritu que la impregna y atraviesa. O aquella que te prestó algún desgraciado y todavía conservas. ¿Alguna declaración -velada- de intenciones amoroso-hormonales en clave ferromagnética?

Guille y la fábrica de chocolate. Da igual que estuviera cerrada y sólo estuviéramos en la tienda. He pisado el cielo, he olido el paraíso. Una vez estuve en el museo del chocolate -no como pieza de exposición- y casi le doy un mordisco a una señora que tenía al lado. Después de una hora oliendo chocolate muerdo lo que sea. Frutración a posteriori: he comprado pralinés que llevan licor. ¿Alguna se ha visto a ALGUIEN ALEGRARSE de que el chocolate lleve licor? Es antinatural. El como si alguien dijera de pronto sonriendo al morder una galleta: ¡Mmmmmhh, pensé que eran de chocolate, pero NO: son pasas! ¡Qué rico!

Y tres.

martes, 22 de abril de 2008

El país perdido de las bicicletas.*

ste es el mapa que señala el país perdido de las bicicletas. Altraste

Uno de los motivos por los que me quedé en Berlín -aparte de la propia ciudad- al acabar mi año Erasmus fue mi bicicleta. El otro fue mi caja de herramientas. Ninguna de esas dos cosas me las podía llevar a Tenerife. Estaba la ciencia, pero eso no me preocupaba tanto. También había una relación, pero confiaba en que de alguna manera me las arreglaría. Sin embargo, la bici y mis herramientas eran irrenunciables, genuinamente asociadas a mi vida en Berlín. La bici me costó 20 euros en un mercadillo y la sigo teniendo en Jena (junto a otra que vino después). Las herramientas fueron un regalo del banco. No llevo la cuenta, pero creo que llevo unas diez casas (contando las de otras personas) montadas con ellas, incluida la de Jena.

Nada se puede igualar a un par horas libres, una ciudad llana y una bicileta. El sábado estuve en Copenhague. El equipaje en una consigna, las manos en los bolsillos y una bici alquilada. La ciudad vacía, la mañana espléndida y muchas horas por delante para hacer cualquier cosa. Cualquier cosa que se vea así valdrá la pena.


Un tipo subido a un caballo impresiona, tansmite mucha autoridad al peatón. Lo sabían los romanos, lo sabían los indios en américa, lo saben las policías montadas actuales, lo saben hasta Les Luthiers. El alemán tiene una palabra de caballos para las niñas cursis, Pferdemädchen: niñita a la que le gustan los caballos y/o ponis. A mí nunca me interesaron los caballos -nunca he cabalgado-, pero el cariño y la confianza entre un jinete y su montura no se me escapan. Aquí estamos, de paseo por Berlín, mi caballo y yo:


miércoles, 16 de abril de 2008

Lund.

Son españoles? Digo que sí con la cabeza y mentalmente repaso mis últimos comentarios en voz alta por si he dicho algo que no debo. Estamos en un tren que nos lleva sobre el Mar Báltico desde Copehague (Dinamarca) a Lund (Suecia). El chico, que nos habla amable y rápidamente para impresionar a su compañera de viaje, nos cuenta que trabaja en un crucero por el Báltico y que vuelve de vacaciones a casa. Mientras abre otra cerveza con la tapa de su móvil, dice que sabe español porque su abuela es de Tenerife (!). Completa su versión del marinero de permiso -mujer y cerveza ya están- enseñándonos un tatuaje en su antebrazo, en español, y en letra Times New Roman tipo 25:
NADIE PUEDE JUZGARME
Buena psicología invertida, pienso yo.

Son españoles?
Muchos buques llevan banderas de conveniencia que no son las que se esperaría. La versión en estudiante se llama filiación, y por primera vez (creo), me llevar una bandera distinta de la mía:


Well that's not quite a German name, is it? Típica frase "rompehielos" durante los coffee-breaks. Why? My name is Friedrich Schiller. Varias horas de charlas inhiben nuestro sentido del humor.

La recepcionista del hotel lo conserva: llego -maleta en mano y cara de ayúdeme- y le pregunto por la residencia de estudiantes de igual nombre que el hotel. Ella arruga la cara y dice I don't have any idea! En seguida se ríe y me dice que le siga hasta el ascensor de señales algo raras:

Tres pisos de angustia (¿Cada cuánto se cae este ascensor?) más tarde llego a la habitación. A la mañana siguiente descubro que tengo que poner algo en la ventana si no quiero depertarme todos los días a las 6:00 am:

Cojo la manta roja y al irla a colgar de la ventana descubro en todo el marco pelusa roja. ¡Momentazo CSI!

martes, 15 de abril de 2008

Fiesta.

Of all the gin joints in all the towns in all the world, she walks into mine. (*)

¿Otro gintonic?
El camarero se va y yo me pregunto qué es lo que me molesta más: lo de "otro" -¿es que está llevando la cuenta?- o lo de "gintonic" -lo que me sirven por tres euros y medio tiene el tamaño de una bebida de avión y sabe a colonia. Ya en la pista, unos bailes y algunas bromas. Alguien me dice Vengo de Inglaterra, mi familia es originaria de Cachemira. Decido que es el momento de irme, mañana hay que coger un tren, pasado un avión.

Por la mañana, de camino a la estación, el taca-taca de mi maleta en los adoquines nos va despertando a mí y a los vecinos. Me recuerda que, aún yéndome anoche de los primeros, no llegué pronto a casa. Como siempre que voy de mañana a la estación, pienso que Jena no es tan pequeña como me lo pareció cuando llegué.

Llego a Berlín y compruebo que cada vez se parece más a cómo la recuerdo desde Jena: sucia y desarreglada. Comprendo que Berlín ya no se alegre de verme, tampoco a mí me entusiasman ya éstos tránsitos. Hay un rencor mutuo. Supongo que ella no me perdona que me haya ido, yo tampoco llevo demasiado bien verla sin vivir aquí. Mi familia es de Tenerife, yo vine aquí de Berlín.

(*) H. Bogart como Richard "Rick" Blain en Casablanca.

jueves, 10 de abril de 2008

La torre.

Se debería tener más cuidado con lo que se dice. Dije que algún día un arquitecto me explicaría qué pinta esa torre en medio de Jena. Hoy he conocido a un arquitecto que me lo ha explicado. Sorprendentemente, el arquitecto me ha contado cosas sobre Jena y Weimar que yo no conocía. ¡Y yo que creía saberlo todo! El problema de conversar con otra gente es que pueden cambiar lo que uno piensa, incluso -quién sabe- pueden llegar a converlo de que no tiene razón. Maldita sea, los prejuicios ya no son lo que eran. If people are going to talk, conversation will be impossible (*).

Cuando uno no se toma en serio a sí mismo, corre el riesgo de que los demás sí lo hagan. El sentido de la complicidad, del entendimiento, tiende a confundirse con las ganas de pasárselo bien, o con las cervezas de más. Es una manera larga de decir que soy un bocazas.

El fútbol entra en el blog igual que el gol del Barça de hoy: en el último minuto y de carambola. No voy a negar que el Barça sea mejor que el Schalke, pero qué le voy a hacer, tiendo a estar con el que mejor juega, y ha sido el Schalke claramente. Un sabio definió la humildad como la capacidad de una persona de reconocer delante de otras que su equipo ha ganado injustamente. ¿Voluntarios?

(*) Sacado de un output (archivo con resultados) de un programa de cálculos cuánticos.

domingo, 6 de abril de 2008

In the middle of the night.

El tercer -y escuálido- gintonic no me ayuda en absoluto a encotrar interesantes los grititos de la acompañante del DJ. Mucho rasta, mucho tío descalzo, mucho jipi flipando delante de un tío que cada tres minutos y medio cambia la base y pone un fondo distinto. Vaya fiestón. Cuatro jipis plantan cara tocando las congas a dos metros del DJ. Un amigo se arranca. Toco un poquito. Foto. Flash con sonrisa y nos vamos, no vayan a pensar que todo esto nos gusta.

Caminamos por las calles más inevitables de Jena. Adoquín, lluvia y estrechez que desemboca en una torre inexplicable. Algún arquitecto me explicará un día qué pinta exactamente este cilindro de cristal en el casco antiguo de Jena. Bajamos igual que el agua, acabamos en el lugar al que menos cuesta llegar. Un café con nombre jipi y música predecible.

Poca gente bailando, poca gente bebiendo. Poca gente. El futbolín acude en nuestra ayuda. Problema? Nos ganan, y por goleada. Las chicas que nos ganas aparentan cinco años menos que nosotros. Vaya paliza. Tararean todas las canciones mientras alegremente nos dan un baño. Alguien intenta ligar. Sonrisas, humo y bailes frustrados. Billy Joel ayuda a despedirse. La vuelta casa igual que la salida: lluvia, adoquín y calle estrecha. Alma jeanensis.

viernes, 4 de abril de 2008

Pésame mucho.

La pesa y yo hemos vuelto a las andadas. Llevábamos unos meses sin hablarnos, pero ayer me atreví. Encontré el cómo y el cuándo. Recién duchado, recién cortado el pelo, no podía rebajar más mi masa corporal. ...como si fuera esta noche la última vez...y bueno, una cosa llevó a la otra. En fin, lo que pase entre ella y yo es cosa nuestra.

Los dos higrómetros también estaban algo distantes. Ahora no hay humedad, ahora ni nos miras. Los quiero igual, incluso me gusta que marquen cosas distintas. Ayer anunciaron en TV un cosmético que incorpora un Feuchtigkeitskomplex, que viene siendo un "complejo de humedad". Puede que sea eso lo que le pase al higrómetro, tendrá un complejo.

La humedad ambiental se deja sentir en mi casa. No tengo que regar la plantas. Crecen solas, como muestra la siguiente foto:

miércoles, 2 de abril de 2008

La inteligencia en la era de la informática

Se llamaba Jorge. Tenía gafas, ojos azules y era andaluz. No recuerdo mucho más. Era primo de una amiga, o amigo de alguna prima. El caso es que aquel verano lo pasó en Tenerife. Todo el mundo se acuerda de sus primos o de sus amigos "los de Tenerife" cuando llega el verano.

Por las tardes íbamos al minigolf del Parque, con más gente, seguramente con su prima/amiga a quien voy recordando a medida que escribo. Aquella tarde yo no fui, y él quiso saber por qué. Vino a mi casa. Le expliqué -LLevo dos semanas atascado en esta pantalla del juego de ordenador. No recuerdo la edad que tenía. Creía saber lo que era ser listo. En clase distinguía los listos de los tontos, también en los cuentos, o en los dibujos animados. Creía saber lo que era la inteligencia. Aquel tipo echó un vistazo a la pantalla, se quedó callado unos segundos y click, click, resolvió el puzzle. Aquel individuo enclenque, a quien ganaba siempre al minigolf, había utilizado SU cabeza para solucionar aquello siguendo una lógica no visible que obedecía reglas y pistas -para mí, al menos- no directamente mostradas en la pantalla. Me impresionó.

Desde aquella tarde, me he encontrado con muchos tipos de inteligencias, algunas muy sofisticadas, pero creo que nunca admiraré tanto a ninguna como la de aquel al tipo al que nunca volví a ver y que supo, en una mirada, resolver un juego de ordenador. A partir de ahí, me interesó más comprobar cómo las inteligencias no van ligadas a nada más. Inteligencias narrativas, inteligencias futbolísticas, inteligencias sociales, inteligencias -las mejores- amorosas. Inteligencias a corto plazo: dan soluciones no óptimas -pero sobre la marcha- a los problemas. Inteligencias analíticas: no tienen ni idea del problema concreto, pero oyendo -y mal- algunos trozos consiguen dar soluciones. Como me está diciendo un amigo ahora mismo -al que he regalado este post y una canción de título parecido- al final, la inteligencia no garantiza nada!