miércoles, 29 de octubre de 2008

Revele aquí su rollo.

¡Qué bueno cuando a uno le aguantan sus rollos! Los mejores amigos son los que aguantan heroicamente todos nuestros rollos. Dentro de cada buen escuchador hay, en realidad, un rollista escondido esperando a que le den pie . Dentro de cada rollista hay un buen escuchador, esperando a que alguien le cuente algo interesante.

El resto es silencio. Algún tunero jenense ha tenido la delicadeza de ponerlo en una pegatina de su coche:
Blablabla. La lluvia sigue, las obras siguen. Dos días sin chocolate y subiendo.


lunes, 27 de octubre de 2008

Ruido.

A aquél perrillo que tuvimos algún tiempo en casa le poníamos una radio encendida, o un despertador que hiciera tic-tac para que se durmiera. Algo de ruido, algo de compañía. A veces me acuerdo de él, cuando me duermo agarrado a la bolsa de agua caliente y oyendo el reloj de pared tic-tac.

Los ruidos tienen funcionan mejor que los olores o los sabores. Los últimos suelen recordar cosas abstractas, sensaciones, puede que algún recuerdo de la infancia? El ruido es concreto, reconocible, reproducible. El exprimidor de naranjas por la mañana: mi padre. El tenedor batiendo huevos para la tortilla: mi madre. Unos acordes de guitarra que se repiten en el cuarto de al lado: mi hermana. Un reloj -tempus fugit- que suena desafinado e incomprensible en el salón: mi casa.

Ruido en la cabeza, ruido en las ideas, ruido bueno. Disculpen las molestias, estamos en obras.

lunes, 20 de octubre de 2008

Ciao.

El director sólo tiene mover media ceja para que el medio centenar de adolescentes italianos se ponga firme. Silencio, se canta. Madres, padres, abuelas, tíos e incluso yernos contienen la respiración. El coro de alumnos del conservatorio empieza a cantar, acompañado por el órgano de la catedral de Vicenza.

Casi no se reconoce a la turba de adolescentes italianos "No sin mis gafas de sol" que hace unas horas recorría el centro de la ciudad. Gritándose, riéndose, gastándose bromas, hablando por el móvil y sacándose fotos todo a la vez.

Termina el concierto, y el director (maestro) explica con la partitura en la mano: es la primera vez que se interpreta ésta obra en tiempos modernos en Italia. Yo -que tengo el oído musical de, digamos, una esponja marina- me he quedo maravillado, y muy adentro sonrío: nunca pensé que una sobremesa de invierno en Berlín hace dos años -¿Sabes dónde puedo comprar partituras?- acabara en este concierto.

viernes, 17 de octubre de 2008

El país de los sentidos.

Cinco de la tarde y ya voy por el cuarto café: Italia ¿Dónde si no? Todos los sentidos recibiendo más estímulos de lo normal. FIATs en las rotondas y flores en las curvas peligrosas, y las máquinas tocando la pita antes de cogerlas. Comida, comida y más comida. Campanarios en las colinas
Mientras tanto, en Jena, mis higrómetros deben de estar pasándoselo en grande, hablando con los pájaros de la pared, y las arañas de las esquinas

Aunque les eche de menos, a quien más tengo en mente es a ella, que me espera, y me soporta (literalmente). Veremos qué tal bienvenida me da cuando vuelva...

martes, 14 de octubre de 2008

Pasado perfecto, presente continuo.

Reunión relámpago en Berlín, cuatro años más tarde. Estupendo día de otoño:
Estupendo paseo por calles que no conocía, por calles que me sé de memoria. Mecadillo: chatarra, ropa vieja y talleres de verdad, donde un tipo engrasado hasta las cejas guarda repuestos de todo:

Talleres de Berlín, casas de Berlín: espacio y luz a buenos precios:
Domingo, ergo Brunch:
A la vuelta, la tarde se empeña en recordarme que estoy en Berlín, y que sigue habiendo un cielo enorme sobre la ciudad:

domingo, 5 de octubre de 2008

Psé.

Mi interlocutor, que además es mi invitado, apura el Chardonnay y empieza a hablar sobre la existencia - o no- de Dios. Aturdido, nombro el principio de incertidumbre para ganar algo de tiempo. Es algo que los mecánicos cuánticos -y los economistas últimamente- hacen a menudo. Aprovecho y hago un repaso mental de qué le he podido poner a la ensalada para el éste me salga ahora con un tema así.

Cuando vuelvo a la conversación, está hablando sobre el yo, el súper-yo y del espacio entre ellos. Detrás de él -incluso más allá de su súper-él y el espacio entre ellos- está la pared, y en la pared mi fotografía aéra de Berlín. Me fijo en una araña que se ha descolgado del techo y ha empezado a caminar por Berlín. Sigo sus movimientos y me imagino lo que estará viendo. Si noto que mi interlocutor -que ya no lo es, pero aún no lo sabe- se calla, voy diciendo Naja, Achso y Nagut, para seguirle dando algo en qué pensar.

Veo que me toca decir algo, así bebo Chardonnay, que a él parece hacerle efecto y en ese momento, nos interrumpe mi vecina, que discute a gritos con su novio en algún idioma que no entendemos. Es curioso, porque cuando se llevan bien, usan otro que todos los vecinos entienden.

viernes, 3 de octubre de 2008

Unidad.

Propiedad de todo ser, en virtud de la cual no puede dividirse sin que su esencia se destruya o altere(*).

La profesora alemana ha viajado mucho, habla varias lenguas y suele hacer lo que le da la gana. Va en metro hacia el sur de Chicago. Llegó ayer, y todavía nadie le ha dicho que la parada del Oriental Institute está en un barrio peligroso, sobretodo para blancos.

Es jueves por la mañana -un jueves de otoño de hace casi 20 años- y el vagón se va quedando vacío. En la útlima parada, sólo queda otra persona, una mujer negra. Se da cuenta de que la profesora no tiene la menor idea de en dónde está, y se ofrece a llevarla en su coche el resto del trayecto.

Asustada y agradecida comenta la anécdota de la mañana con sus colegas del instituto. Sorprendidos por su atrevimiento, le recomiendan una ruta al norte alternativa. Ya de noche, es la última en irse, y la única esperando el autobús, agarrando fuerte el bolso. Indecisa, se asegura preguntando al chófer. Una vez sentada, se acerca un pasajero. Le toca el hombro, nervioso. Ella agarra más fuerte el bolso y levanta la cabeza:
- Es usted alemana?
- Sí.
- El muro ha caído.

(*) Tomado de la RAE.