Mostrando entradas con la etiqueta Mensa. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Mensa. Mostrar todas las entradas

miércoles, 5 de noviembre de 2008

Yes we could.

Niebla. Días de niebla en Jena, niebla que se acaba metiendo hasta en el ánimo, qué se le va a hacer. Ni el compadreo que se trae la cajera de la Mensa -ya se te nota menos el desastre de corte de pelo de la semana pasada- consigue distraerme.

Humedad. Las calles mojadas aunque no llueva, humedad que se acaba metiendo en la ropa, en los huesos. Una visita al supermercado confirma que ha empezado definitivamente el semestre: a partir de las seis de la tarde, las estanterías ya están saquedas. Juraría haber visto a mi dentista rebuscando en los cestones de ofertas...será la crisis.

Y cómo no, el mundo entero como si se hubiera elegido al presidente...del mundo entero. Y yo con estos pelos. En fin.

viernes, 1 de agosto de 2008

Aquí.

Alemania cuando pido un paquete el lunes y me llega el jueves. Alemania cuando vuelvo a separar la basura. Cuando mi vecino estudia algo como intercultural management. Alemania cuando la palabra Polsterluftbriefumschlag suena en la oficina. Alemania cuando la asesora fiscal se llama nada menos que Frau Geldhäuser. Alemania cuando escucho la palabra Steuerberatergebührenverordnung. Vuelvo a ser Sehr geehrter Herr P -wie Peter, E -wie Emil, R -wie Robert, E -wie Emil und Z -wie Zeppelin.

Jena: llego a la universidad antes de que acabe la primera canción del mp3. Jena cuando entro en la mensa temblando. Juraría que la camarera me desea Buena suerte en vez de Buen apetito al darme una montaña de papas y brócoli. Jena cuando salgo pronto de la universidad porque cierran las tiendas. Cuando hago lo que quería hacer en la mitad del tiempo. Del cuello de la cajera cuelga la forma de Turingia en oro. Jena, ciudad de la luz y de la escasa banda ancha.

Mi casa cuando veo los higrómetros. Cuando hasta la pesa parece marcar menos, será la crisis. Mi casa cuando veo el mapa de Berlín en la pared. Café, al fin café. Mi casa cuando me hago una ensalada. Mi casa cuando friego, cuando hago la lavadora. Mi casa cuando salgo y en cinco minutos estoy tomando una buena cerveza en buena compañía.


lunes, 31 de marzo de 2008

El humor y la melancolía

El humor, sobretodo el escrito, parece una cosa difícil. Si uno se pone delante de una hoja en blanco e intenta llenarla, más temprano que tarde acabará en algo descriptivo o en algo melancólico. Un amigo nos contaba ayer que sólo le daba por escribir en su diario cuando está triste. Después, al leerlo, da la impresión de que él es muy triste y melancólico. Pojclaro.

Nadie se sienta a escribir "Entra un tipo un bar y le dice al camarero...". Eso es difícil. El escritor sin ideas de Desayuno con Diamantes no sabe sobre qué escribir, y se pone a contar lo que le pasa, es decir, escribe sobre su vecina, Audrey Hepburn). En ese momento oye sonar la que quizá sea una de las mejores canciones del cine, Moonriver, y George Peppard(*) sale a la ventana, ve a la chica tocando la guitarra y se enamora de ella. Vale, todo muy cursi, pero ninguno nos imaginamos el enamoramiento si Audrey cantara una rumba de Peret. La melancolía vende más que el humor.

El humor tiene una carga importante de sorpresa, inesperada. Por eso quizá todo el mundo diga que es más fácil escribir un buen drama que una buena comedia. Yo estoy en la cola de la mensa. Voy a pagar, la cajera me pide 2ct sueltos. Le digo que no que no tengo. De pronto me acuerdo de que sí, los saco del fondo del bolsillo. Bromeo -Usted sabía que yo los tenía. La cajera, como no hay nadie, se anima -Puedo ver a través de sus pantalones. Me quedo callado. Lo ha oído alguien más? Intento mantener la sonrisa, para que la cajera no se dé cuenta del caramelo que me acaba de poner en la boca. Se da cuenta -Bueno, eso último no lo tendría que haber dicho. Estoy un poco suelta. Me da la vuelta y me voy a la mesa pensando en este post. Alguien escribe el resto del guión?

(*) Pensar que acabó de jefe del Equipo A le da perspectiva. Me encanta que los planes salgan bien.