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miércoles, 7 de enero de 2009

En blanco y negro.

Cinco de enero, mediodía, playa de Las Teresitas:
La foto NO es una postal.

Siete de enero, mediodía, en algún lugar entre Erfurt y Weimar:

La película es en color.

Se me había olvidado el taca-taca de la maleta en los adoquines, hoy amortiguado por la nieve compactada. Los higrómetros que dan palmas, los termómetros que se han dado la vuelta y el buzón que explota de publicidad. Salimos de casa y a casa llegamos.

martes, 14 de octubre de 2008

Pasado perfecto, presente continuo.

Reunión relámpago en Berlín, cuatro años más tarde. Estupendo día de otoño:
Estupendo paseo por calles que no conocía, por calles que me sé de memoria. Mecadillo: chatarra, ropa vieja y talleres de verdad, donde un tipo engrasado hasta las cejas guarda repuestos de todo:

Talleres de Berlín, casas de Berlín: espacio y luz a buenos precios:
Domingo, ergo Brunch:
A la vuelta, la tarde se empeña en recordarme que estoy en Berlín, y que sigue habiendo un cielo enorme sobre la ciudad:

lunes, 3 de marzo de 2008

IKEA state of mind

Hace tiempo me di cuenta de por qué me gusta montar muebles de Ikea. Son el problema perfecto. Un puzzle en 3D que se hace con herramientas. No son muy difíciles de montar, pero tienen la dificultad suficiente como para que, al terminar, se pueda disfrutar un poco de esa sensación que se tiene cuando se resuelve un problema. Lo que nunca pensé es que también el somier hubiera que montarlo tabla a tabla!

Mi cama debe ser de las pocas cosas de mi casa que no son de Ikea. Cuando hice mi primera mudanza en Berlín, saliendo de la residencia en Schlachtensee con otros 3 erasmus a un piso en Prenzlauer Berg, casi nadie compró muebles Ikea (esos vinieron con la primera beca de verdad). Alquilamos una furgoneta inmensa y fuimos siguiendo anuncios de gente que se quería deshacer de muebles grandes y los regalaba. La cama fue uno de ellos. Así fue como mi Mitbewohner, un companiero gaditano que algún día dejará un comentario, durmió sus últimos seis meses en Berlín en una cama que alguien quiso regalar. Después hubo que llevarla a casa de una amiga para guardarla 6 meses (en Schöneberg), en los que yo regresé a la residencia. Cuando volví al centro, a un piso, de nuevo a sacarla y subirla, esta vez a Berlin Mitte. Su último destino ha sido Jena. Nunca un regalo dió tanto de si. Lo curioso de todo es que ninguno de los transportes fue con la misma gente. En las tres mudanzas he tenido ayuda siempre de gente distinta. Primero los erasmus 04/05 (se fueron), luego los erasmus 05/06 (se fueron también) y por último unos companieros del trabajo (se vinieron a Jena también).

Y como hablo del piso de Berlín Prenzlauer Berg y el otro día de ventanas, ahí va la foto. Es desde balcón, a la esquina Danziger Str. / Greifswalder Str. La esquina del fondo es Danziger / Prenzlauer Allee, y un la siguiente sería ya U Eberswalder Str. Mi ventana daba al balcón, orientado al sur, y la casa era un piso 3°, con lo que en verano los atardeceres eran así. Algún día diré algo sobre El cielo sobre Berlín:


viernes, 29 de febrero de 2008

Diálogos y ventanas

El correo electrónico que la Deutsche Bahn (RENFE alemán) me manda lleva como dirección noreply.kundendialog@bahn.de. Por un lado, buen rollito kundendialog (diálogo con el cliente) y por el otro noreply (no nos respondas). Osea, yo te PETO a publicidad encubierta llamándolo amablemente pero no nos des el cognazo respondiendo. Propongo, como Calamaro, honestidad brutal. Llamémoslo telacuelo.tururú@bahn.de.

El alemán, supongo que como todos los idiomas, tiene conceptos intraducibles y fórmulas exclusivas para decir algunas cosas. Aparte de la jerga burocrática (Hiermit, Aufgrund, Gegen Vorlage, Desweiteren...), hay palabras típicamente alemanas como kuscheln, knapp, Vollständigkeit o, mi favorita Bezirksschornsteinfegermeister (y esta la vi escrita en el portal de una casa, no me la he inventado). Cuidado que aparte de hacer palabras largas, también es útil para lo contrario. Hace poco me encontré con un buen titular de periódico. Sonoro, cortante y rítmico, era casi un verso:
POST CHEF WEG!
Los italianos no tienen una palabra para disfrutar (inglés enjoy, alemán genießen, sich amüsieren...como se quiera decir, vaya). Te las tienes que arreglar con mezclas de divertirse, gozar y aprovechar. Parece una chorrada, pero en ese país que parece pensado para disfrutarlo, luego es complicado decirlo.

Y las ventanas. Ayer hablamos un poquito de ventanas, y de por qué los cuadros con ventanas gustan. De éste de Dalí, y de cómo se parece a uno de otro pintor romántico (como mi desayuno) alemán, Caspar David Friedrich. Como también me dijeron que sin fotos no vamos a ningún sitio, pues aquí una foto de mi primera ventana alemana (Berlín, invierno 2004/2005), con mi primera nevada. Ay, la nieve!