martes, 20 de enero de 2009

Crack.

Cuatro esquinitas tiene mi cama, cuatro angelitos que me la guardan.

En ese momento, cuando conseguí volver a dormirme, me alegré de haber conocido a áquel tipo. Situación: a las tres de la mañana de un lunes, mi cama decide que hasta aquí hemos llegado: adiós muchachos. Cayó en mi casa por casualidad, ha sido una fiel compañera en muchos pisos, mudanzas e incluso almacenes temporales. La cama ha sobrevivido a cinco casas, dos ciudades, un cambio de bici, de universidad, de novia y hasta de tema de tesis. Junto con la caja de herramientas, el reloj de pared y la librería.

Con sólo una pata de la cama rota (cuatro patas rotas permitirían poner el colchón sobre el suelo) me acordé de él, y de de su cama, siempre con cuatro montones de libros como patas. Nunca los tomos de Tolkien, Grass o Mann le habían sido tan útiles, decía. A Platón y a Nietzsche los iba intercambiando, de la cama a la librería, según su estado de ánimo.

Cierro los ojos y repaso la selección de libros que -hoy más que nunca- me van a ayudar a dormir. Una antología de poesía alemana -poco ojeada desde que la saqué de una caja de frutas un mercadillo en Berlín-, el Tambor de Hojalata que no he tocado desde que lo compré en Weimar (Günter Grass, gran productor de ladrillos), un libro sobre fisicoquímica que abro menos de lo que debería y para el ajuste fino, las 96 páginas la constitución alemana, también caída en mis manos sin yo quererlo. Debería leer más.

viernes, 16 de enero de 2009

Sálvese quien pueda.

En un acto de generosidad, la Rebública Checa me ayuda a escribir el blog. El gobierno de ese país, con motivo de su presidencia de la Unión Europea, encargó una escultura, que ya está colgada en Bruselas. El artista que obtuvo el encargo ha hecho un monumento al estereotipo nacional, algo así como una exageración -para algunos ofensiva- de cómo ven, o de por lo menos cómo ve él, el resto de naciones de la Comuniadad Europea: italianos que sólo juegan al fútbol, Francia en huelga, España cubierta de cemento armado, Dinamarca hecha de Legos, Alemania obsesionada con los coches etc. De dudoso gusto -lo dudo yo, no sé qué pensaran otros, la escultura ha causado la previsible indignación de algunos países (Bulgaria es representada como el aseo de Turquía). El artista se defiende diciendo que lo que hace falta es tener sentido del humor. . La pena es que no todo el mundo tiene sentido del humor.

En unas horas estaré siendo llevado en coche unos 300 kilómetros por un señor alemán, en su coche alemán, con sus neumáticos de invierno alemanes, rodando a velocidades alemanas por buenísimas carreteras alemanas. Un dato: no tengo ni idea de quién es el señor, si fuma, conduce bien o mal o si se siente representado (o no) por la escultura de arriba. Lo peor que me puede pasar es que el tío no tenga sentido del humor.

El avión que se ha ido de pesca al río Hudson me da pié para poner el ejercicio sobre estereotipos para el fin de semana:
Se cae el avión al mar. Un alemán, un español y tú se quedan flotando sobre un ala. El ala se parte en dos, hay que decidir si te vas con el español o con el alemán.

a) Me voy con el alemán. Sabe perfectamente dónde nos hemos caído, confía en que los servicios de rescate nos encuentren. Me fío.
b) Me voy el español. Alguna vez he oído por ahí que los españoles improvisan bien, saben adaptar el plan según va cambiando la situación. Algo se le ocurrirá.
c) Esta encuesta me parece un estupidez. El blog flojea últimamente.

martes, 13 de enero de 2009

Liebe Zuschauer.

Empiezan a ocurir cosas raras. No lo digo porque mi planta siga aún extrañamente viva, porque mi vecina no haya gritado por teléfono en la última semana o no me hayan perdido la maleta al pasar por Madrid Barajas. Incluso el lavar un número impar de calcetines todas las veces ya no me parecía extraño. Había estado a punto comprender lo de los rusos, los ucranianos y el gas. Pero no estaba preparado para ésto: estoy considerando pagar voluntariamente las tasas de la televisión pública alemana.

Aquí podría insertar un párrafo-tipo sobre la televisón española y bla bla bla. Vale, aceptamos barco. Incluso podría acordarme de la cantidad de programas absurdos de la tele alemana. Ok. Aún así, me quito el sombrero. En una hora y media de ruido de fondo mientras cocino, limpio y escribo el blog me explican todo, sin interrupción. Por enésima vez lo de los bancos y el crédito. Antes, la mísimisma Angela Merkel entrevistada por dos peridistas que no le dan cuartel. Durante un informativo en directo, el ministro de hacienda se conecta y responde las preguntas incómodas la periodista ¡de la cadena oficial, tipo No llega ésto muy tarde? No nos endeudamos mucho? Seguro que saldrá bien? Todo ello sin contar los ocho millones de documentales de la segunda guerra mundial, el nacionalsocialismo, el Holocausto, casi siempre de producción propia y bastante sólida. O los mil programas de ciencia, o por lo menos, de tecnología cotidiana, del tipo Cómo funciona...?

Por supuesto, no me he vuelto del todo loco. Creo que seguiré pagando sólo las de la radio que, por otra parte, es muy, muy mala.

miércoles, 7 de enero de 2009

En blanco y negro.

Cinco de enero, mediodía, playa de Las Teresitas:
La foto NO es una postal.

Siete de enero, mediodía, en algún lugar entre Erfurt y Weimar:

La película es en color.

Se me había olvidado el taca-taca de la maleta en los adoquines, hoy amortiguado por la nieve compactada. Los higrómetros que dan palmas, los termómetros que se han dado la vuelta y el buzón que explota de publicidad. Salimos de casa y a casa llegamos.