martes, 25 de noviembre de 2008

Algodão.

Llegó la nieve, y andamos todos un poco de mejor humor. Los isleños de la oficina interrumpimos nuestro otherwise frenético ritmo de trabajo, miramos afuera y pensamos...¡Qué raro!


Llegó la nieve, y hay que ir con cuidado, porque la tentación de hacer bolas y empezar una batalla es grande. Hasta el Teide está nevado:

Llegó la nieve, y las mañanas, por qué no, son ahora de algodón. Tengan todos un estupendo día, muchas gracias por pasar por aquí de vez en cuando.


ps. empieza el reto: no más chocolate hasta Navidad. Cero días y contando.

martes, 18 de noviembre de 2008

Singing in the Rhine.

Cuando llegué a Jena, parecía que la vida transcurría básicamente entre la Friedrich-Schiller-Universität y la Goethe Gallerie. Por eso, la primera vez que fui a Weimar me compré un CD con las cartas entre Schiller y Goethe leídas por dos actores. Un genuino rollo que nunca conseguí escuchar hasta el viernes pasado. Las tres horas de coche Jena-Mainz fueron en compañía de los dos genios contándose sus cosas. Además, los del CD tuvieron la idea de poner cada voz un altavoz distinto del estéro.

Fede, vente para Weimar. Schiller y Goethe se conocían personalmente, pero no eran exactamente fans el uno del otro. Sólo cuando Schiller le pide a Goethe que colabore en su revista (adulándole antes exageradamente) empiezan de verdad a intercambiarse ideas, consejos y deseos sinceros. Cinco años de cartas -325 km de carretera- dan para ética, estética, poética y demás rollos. Lo más divertido son -como siempre- los detalles: comentarios sobre la ineptitud de algunos actores, sobre cómo empapelar bien las paredes, inquietudes sobre la propia obra, quejas de salud, interés por los niños, la mujer, la casa.

Todo eso voy oyendo cuando yo mismo salgo de Jena, paso por Weimar (y veo la torre de Buchenwald siniestra aún desde lejos), sigo por Erfurt, paso por Eisenach y veo su Wartburg iluminado por la noche (patrimonio de la humanidad), cruzo justo después la "frontera interalemana", y pasando de puntillas por Frankfurt llego a Mainz (ciudad de Gutenberg), para subir al día siguiente por el Rín y llegar al risco Lorelei (patrimonio de la humanidad) y seguir al pueblo-postal Limburg. A la vuelta decido pasar por IKEA antes de volver a Jena, no vaya a ser que al llegar me dé por pensar que estoy en Alemania. Leute leute!


lunes, 10 de noviembre de 2008

Caras de Noviembre.

Es ist nicht mehr zu halten. Wir fluten jetzt(*).

El Teniente Coronel Jäger no sabe qué cara ponerle a los centenares de berlineses del Este que han venido al paso fronterizo de Bornholmerstrasse en Berlin-Prenzlauerberg. Ha habido un error burocrático retransmitido en directo por televisión: alguien ha malinterpretado un borrador interno como una normativa de vigencia inmediata. El incrédulo periodista pregunta de nuevo: ¿También vale en Berlín-Oeste? El miembro del Politbüro relee el párrafo. Se acabó, no hay marcha atrás. Está pasando, lo estás viendo.

¿Se imaginan la cara de Jäger? Las radios no paran de repetirlo:¡Han abierto el muro!. Y Jäger pensando: Pues a mí no me han dicho nada. Cada vez hay más gente que pide pasar. Jäger sale, habla con sus subordinados, intenta hablar con la superioridad pero no lo consige apenas. Por tanto, las órdenes siguen siendo las mismas que durante los últimos 20 años. Alrededor de las once de la noche del jueves 9 de Noviembre 1989 el Teniente Coronel Jäger decide abrir la barrera y poco después consigue ponerse en contacto con la STASI: No lo podemos contener. Esto se desborda(*).

Las caras. A la mañana siguiente, una estudiante de arquitectura que no ha salido de su cuarto (en un segundo patio interior en Berlín-Charlottenburg) en tres días intenta ir a clase el viernes. Llega molesta a la facultad, los autobuses parecen no funcionar bien, la gente anda agitada, hay mucho tráfico y se ven muchos coches de policía. Llega y pregunta a sus compañeros: ¿Qué pasa? Imagínense las caras. Más adelante, y más al sur -aquí en Thürigen- un padre decide visitar con su hijos en coche el Oeste, la primera aventura. Justo después de cruzar, se para en el primer supermercado. Le dice a cada uno de sus hijos que escoja una cosa de todo lo disponible en las estanterías. El más pequeño lo tiene claro: quiere un huevo Kinder Sorpresa. Eso es una sorpresa. Felicidades, Alemania.

* Comunicación entre Jäger y sus superiores de la STASI. La traducción es mía. (y un poco libre). Si hay una mejor, por favor dígamelo.


sábado, 8 de noviembre de 2008

Dos minutos y medio.

Im laughing at clouds, so dark up above(*)

En menos de dos minutos y medio, los Beatles hacían maravillas. 130 segundos de felicidad. Enlatada e infantil, pero efectiva. No conozco a nadie capaz de transmitir algo así en tan poco tiempo. Cualquier cosa que necesite más tiempo para ser expresada con claridad, probablemente no valga la pena.

A no ser que sea uno Gene Kelly, y pueda demostrarlo a lo largo de unos espléndidos cuatro minutos, convenciéndonos de que la lluvia no es tan mala. Aquí en Jena se le echa de menos. Llueve sobre mojado, niebla sobre nublado.

Intentamos distraernos de lo de siempre yendo a los bares de siempre: buena música y malas bebidas. A la velocidad del sonido, en dos minutos y medio, sólo llegaríamos a Erfurt. Socorro.

(*) Ver el vídeo de Gene Kelly. De verdad, se tiende a olvidar lo bueno que es.


miércoles, 5 de noviembre de 2008

Yes we could.

Niebla. Días de niebla en Jena, niebla que se acaba metiendo hasta en el ánimo, qué se le va a hacer. Ni el compadreo que se trae la cajera de la Mensa -ya se te nota menos el desastre de corte de pelo de la semana pasada- consigue distraerme.

Humedad. Las calles mojadas aunque no llueva, humedad que se acaba metiendo en la ropa, en los huesos. Una visita al supermercado confirma que ha empezado definitivamente el semestre: a partir de las seis de la tarde, las estanterías ya están saquedas. Juraría haber visto a mi dentista rebuscando en los cestones de ofertas...será la crisis.

Y cómo no, el mundo entero como si se hubiera elegido al presidente...del mundo entero. Y yo con estos pelos. En fin.