martes, 11 de marzo de 2008

El bueno de Clint

Creo que he descubierto otra manera de no comer chocolate. Las películas. Me estoy quitando del chocolate, y supongo que el primer paso es sustituirlo por algo más suave. Tengo un kilo de zanahorias esperándome en la nevera, para cuando me entra la gula, pero anoche no hizo falta llegar a tanto. Llegué, puse el DVD de "Sin Perdón", apagué todo, hice todas las llamadas que tenía que hacer, puse el sillón Pello (más IKEA) a 2 metros de la tele, me puse los cascos y dejé que el viejo de Clint me enseñara lo que vale un peine.

La mitad de le peli a Clint ni siquiera se le ven los ojos. Sólo las arrugas de nariz para abajo, lo que deja ver el sombrero. Estuve viendo a Clint hasta que me fui a la cama. Y claro, el subconsciente español le juega a uno malas pasadas: soñé con Constantino Romero (*). No había visto la peli en español, pero da igual. Está en ahí. No tengo nada contra Constantino Romero. Es sólo que no me gusta soñar con tíos calvos de voz grave con un bigote considerable.

Suelo so
ñar con casi todo lo que me pasa. Durante algún tiempo soñaba con un compañero de despacho sordomudo. Lo extraño es que en mis sueños él hablaba, pero nunca me conseguí acordar de cómo era su voz al día siguiente. Un día soñé que me confesaba que en realidad podía oir, pero se había cansado de hablar con la gente. Se lo dije al día siguiente. Me sonrió, se llevó el índice a los labios y me pidió que no se lo dijera a nadie.

*el que doblaba a Clint Eastwood en las películas espa
ñolas.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Inevitable ver la guerra de las galaxias, y pensar en Darth Vader diceindo eso de atletas, bajen del escenario...